sábado, 20 de marzo de 2010

la poesía es como un campo de mangos

Escribimos campanas sobre cuadernos
y desde su vientre infinito redoblan las apuestas
como palabras que mueren a velocidad infinita
y dilatan al viento o delatan los disparos
como amargos pensamientos disueltos en una taza hirviente de café
y con un sorbo frustrado, huyen
goteando el mismo camino en dirección contraria hasta llegar a un pabellón foráneo
donde pasa un editor a pie y silva todas las mañanas
los poemas nuevos de poetas viejos
y con su honradez medida en calcetines
descansa en los primeros versos de poetas jóvenes
esos que se desgarran en aventura
y por las noches caen como el fruto de los mangales que en mayo pudren el suelo
y son el cobijo del sexo de las moscas
son el aroma que por las tardes se moja en el sopor térmico avivado por la lluvia
y esa es su recompensa
penetrar en la tierra y trebolar en el viento
y renovarse en nuevas generaciones de mangos
aquellos que no serán vendidos o pisados o comidos
la poesía es como un campo de mangos